domingo, 26 de octubre de 2008

Los mesiteros y la apropiación del espacio público

Daiana Bárbaro
Analía Díaz
Sara Ingrid Escobar
Gabriel Leguiza

Al caminar por las veredas del microcentro posadeño nos encontramos en muchas de las veredas lo que comúnmente se denomina “mesiteros” o “placeros”. Son vendedores que disponen sus productos sobre improvisadas mesas, otros sobre mantas en el piso y otros en canastos.
Estos trabajadores, que no son ambulantes, porque siempre se los encuentra en el mismo lugar, ofrecen a los transeúntes una cantidad enorme e inimaginable de productos, que van desde frutas, verduras, yuyos, remedios, naipes, ropa interior, vestimenta, películas en DVD, accesorios, relojes, bijouterie, zapatillas, hasta algunos artefactos electrónicos como pequeñas radios, despertadores, juegos, etc.
Los lugares que son apropiados por los mesiteros son los que se emplazan cerca de los grandes supermercados, paradas de colectivos, tiendas de ropa, farmacias, restaurantes y panaderías del microcentro, por nombrar los más comunes.
Entendemos por “apropiación de un espacio público” la permanencia física en un lugar y por un tiempo prolongado en el cual la persona fija como hábito la concurrencia permanente al lugar por considerarlo estratégico a partir de una serie de intereses.
En las declaraciones obtenidas rescatamos una frase común entre los mesiteros entrevistados: “Este lugar me pertenece”, la cual está cargada de significación y responde a dos razones: la primera de ellas tiene que ver con el tiempo que llevan ocupando ese espacio (la mayoría más de 15 años) y la segundo es el permiso de ocupación que obtienen de la Municipalidad de la ciudad de Posadas.
Al hablar del espacio público y de su apropiación es inevitable dejar de lado la cuestión de la remodelación de determinados espacios del microcentro posadeño que cargan consigo la “impronta progresista”, dentro de la cual los mesiteros quedan excluidos y son obligados a trasladarse a otras calles.
En los testimonios recogidos notamos que estos vendedores más que trasladados se sienten desplazados y esto se refleja en la siguiente frase: “antes estaba la peatonal, pero la municipalidad me cambió de lugar. El progreso me desplazó”. Ellos nos están diciendo que no se sienten incluidos en los criterios estéticos y estilísticos que propone esta remodalación y sus cambios; sin embargo con su presencia cotidiana, el estar en sus lugares de trabajo todos los días hace que sigan siendo parte de la estética y del escenario urbano cotidiano, y por ende de la cultura e historia de nuestra ciudad.

El Comedor como lugar de encuentro

Leandro Díaz
Anabel Marisol Giménez

El comedor universitario de la UNaM, ubicado en el Boulevard de la avenida Corrientes, brinda sus servicios a estudiantes de las facultades de Humanidades y de Ciencias Exactas; y también concurren algunos estudiantes de la facultad de Ciencias Económicas que viven en los alrededores el mismo.
En aquel lugar se pueden observar los más variados rituales; acciones comunes que se repiten constantemente, en lo cotidiano. Desde la psicología, son acciones que realiza una persona en un contexto dado sin tener otra razón de ser, sino la trama en la que se esté. Rituales que evolucionan día a día, y se inscriben en el imaginario colectivo.
El primer ritual ineludible para todos los beneficiarios del almuerzo es hacer la cola para esperar su turno. Ese turno es para la obtención de un ticket número que sirve como control para el comedor. La cola puede ser larga, y otras corta, pero depende de la concurrencia, algunos hablan de horarios, otros dicen que depende del día, pero todos tienen que esperar su turno. Ir hasta el final de la cola, frenar, y esperar avanzar de a pasos en aquella fila, donde no siempre hay una sola persona, a veces dos y hasta tres.
Hablando con un amigo, con un compañero, concurriendo solo o con alguien, todos se enfilan unos atrás de otros, y así llegan al comedor. No hay posibilidad para no mirar, hablar, tal vez fumar si todavía la cola está afuera. Es sin duda un mundo de rostros. Al llegar a la escalera más ancha, que separa los niveles de suelo, se está cada vez más cerca de tener el número para poder acceder a la bandeja. La última escalera, la más fina, lleva al estudiante a la oficina donde recibe el ticket y número. Todos pasan por allí. Reciben su bandeja, se van y se ubican en algún lugar.
Ya no comen en familia, sino solos, en público sí, pero sino concurren con algún compañero o amigo, comen solos. Y allí se ven con otros pares, personas de su misma edad, tal vez de su misma facultad; es sin duda un lugar de encuentro. Es una nueva experiencia para la mayoría: comer en público, y no en la privacidad privilegiada de sus hogares, con sus respectivas familias. El ritual de concurrir al comedor exige una adaptación de una manera de realizar las cosas: retirar un número, hacer una fila, retirar la bandeja con comida, y, por supuesto, buscar un lugar vacío para sentarse y poder comer. Ya no hay una comida familiar en sus casas, no hay servilletas, sino una bandeja, la comida, unos cubiertos, un pan y una fruta. Todo se ve organizado. Todo preparado para el aluvión de jóvenes que concurren diariamente.
El caso de Humanidades es particular. Pueden concurrir todos los alumnos que tengan la tarjeta/carnet de estudiante. El caso de Exactas es otro. Allí los alumnos tienen 600 becas para concurrir, pero solo el 20% lo hace, según el Secretario General de la Agrupación Franja Morada, que lleva adelante el Centro de Estudiantes de la FCEQyN. En algunos lugares sobra y en otros falta.
El encargado de entregar el ticket, ese hombre de bigotes, canoso y estatura normal que se lo encuentra al final de la última escalera, concluyó en que el comedor es un lugar donde más halla de venir a almorzar, los estudiantes vienen a encontrarse. “Llega un momento que tenemos que cerrar y todavía hay chicos que ya han comido pero se quedan hablando con sus amigos en las mesas. Hacen una sobremesa”, dijo.
Todo puede ocurrir en un lugar donde concurre mucha gente, donde se aglutinan varios rostros, donde todos realizan acciones colectivas inevitables. No es que a alguien nunca se le cayó la bandeja, ni que nadie se halla tropezado en la escalera, ni que nadie hubiera derramado un poco de agua al servirla. Todo puede ocurrir en un lugar donde concurre mucha gente sin embargo el comedor nunca dejará de ser un lugar donde el ritual de “comulgar con otro” no se haga presente.

Espacios de Teatro en Posadas: entrada a “Laberintos”

Camila Oliveira
José Oliveira
Noelia Rinaldi
María Itatí Rodríguez

La Sala Laberintos funciona hace dos años en la ciudad de Posadas. Además de ser un espacio para las obras teatrales, se dictan talleres de teatro para adultos y niños, danzas creativas, y próximamente se darán clases de yoga. “Laberintos” es una de las sedes del Festival Provincial del Teatro y cuenta con una capacidad para 116 espectadores.
Buki Rosa, director de “Laberintos”, nos contó acerca de la sala, sus falencias, particularidades y sobre la relación con otros espacios destinados a la cultura y el arte teatral en la ciudad.
Por una parte, Rosa además de ser el director, es el propietario de “Laberintos”, esto diferencia a esta sala de sus semejantes. Al mismo tiempo, atenúa la dependencia con la Instituto Nacional de Teatro, aunque también como otros locales, la entidad se atrasa en los pagos de los subsidios: “lamentablemente es una institución muy burocrática, creo que le falta organización. Este año me dieron dos subsidios para infraestructura con los cuales pude mejorar la parte de técnica e iluminación, y poner el aire acondicionado central. Me pagaron todo el funcionamiento de la sala adeudado que aproximadamente son $900 por mes”, nos dijo Buki Rosa.
Por otra parte, el director de Laberintos nos comentó que la particularidad de este espacio es -en cuanto a la estructura- el escenario: “es el más grande comparado el resto de las salas independientes”.

Salas de Teatro Independiente vs. Centro del Conocimiento
El Centro del Conocimiento funciona hace algunos meses en las cercanías del Aeropuerto de la ciudad. Este nuevo espacio, generado por el gobierno provincial, ofrece eventos culturales gratuitos y libres a todo público. Buki Rosa nos comentó que desde la apertura del Centro del Conocimiento la gente concurre en menor medida a la sala y agregó: “creo que esto no es una buena señal, a mí de alguna manera me molesta esa gratuidad que está dando el gobierno, está malacostumbrando a que la gente concurra a esos espectáculos de forma gratuita”. Al mismo tiempo, el director de la sala comparó a estos eventos con los planes jefes y jefas de hogar.
De este modo, el Centro del Conocimiento aparece, según Rosa, como una competencia desleal. “El gobierno tiene todos los elementos, los medios para bombardear todo el día para que la gente concurra. Y yo tengo que pagar la luz, un montón de ingresos brutos, y el Gobierno no paga nada. No temo que la gente no concurra más acá, sino que se cree una mala costumbre, y que sea una “cultura dirigida o dirigista”, aseguró el director.
“Cultura de teatro” vs. “Espejos y luces brillantes”
El director de la sala “Laberintos” opinó sobre la “cultura de teatro” en la provincia: “la gente de Misiones en general no quiere ver una obra de teatro que le haga pensar. Acá la gente está más pendiente de lo que pasa en “Bailando por un caño”, y te habla exclusivamente de eso. Entonces es bastante embromado hacer Cultura y Teatro con mayúscula en un medio así”.
También, nos habló de los distintos shows que llegan a la ciudad desde otros puntos del país, especialmente desde Buenos Aires: “algunos espectáculos que vienen son buenos, los otros son todos comerciales, vacíos, enlatados. Claro, la gente concurre porque quiere ver en vivo y en directo al “fulanito”. No está mal entretenerse, mirar, reírse. Pero creo que la gente tiene que concurrir a ver obras que le permitan pensar, recapacitar, sacar lo bueno y lo malo”.
En cuanto a la producción de los espectáculos teatrales, Buki Rosa nos contó que una obra de mínima complejidad lleva en armarse tres o cuatro meses con un trabajo de tres días por semana, además de toda la cuestión técnica de la escenografía, iluminación y vestuario: “la gente no toma en cuenta todo ese sacrificio. Hay algunos que me dicen que cuando van a Buenos Aires van a ver teatro, ¿por qué no viene acá? Estamos acostumbrados a espejitos y luces brillantes.”
Salida de “Laberintos”
Laberintos Teatro es un grupo que se va modificando constantemente “hay gente que se incorpora y otras que van formando otros grupos independientes”, nos comentó Rosa. Al mismo tiempo, ceden el espacio a estos grupos independientes para la producción de sus obras. No se consideran una sala cerrada, “la idea es crear una continuidad de producciones, de espectáculos, de movida”.
Para finalizar, el director de la sala reflexionó sobre lo que para él es lo particular del teatro, nos dijo que en una imagen o en la televisión vos tenés algo frío, que puede ir para atrás, “rebobinarlo”, en cambio en el teatro “lo “pro” es el poder ver la presencia viva del actor que está interpretando” .
Entonces, entrar a “Laberintos” implica sumarse, participar de las propuestas culturales que este sitio ofrece en la ciudad de Posadas. Antes de llegar a la salida de “Laberintos” lo anteceden particularidades, obstáculos, nuevas metas, horizontes, sentidos, y fundamentalmente, arte teatral. De este modo, encontrar y llegar a la salida llevándose siempre algo nuevo: formas de sentir, percibir, apreciar lo que intenta mostrarnos el teatro.

Centro del Conocimiento ¿Encuentro con la Cultura?

Juan Rotela
Mariela Guardado
Daiana Gomez Brauvano
Rebeca Benozio

Con este emprendimiento educativo y turístico funcionando casi en su totalidad nos hemos preguntado muchas cosas, entre ellas una recurrente: ¿Es accesible este espacio para todo los Misioneros? Es una pregunta que nos hicimos en más de una oportunidad ante tan magnífico edificio, ícono de las gestiones renovadoras que se sucedieron en la provincia y dejaron marcada su impronta. Intentar ir hasta el centro de conocimientos un día común tiene sus pormenores que lo hace importante y decidimos contarlo.
Desde las autoridades encargadas de su administración y desde el Ministerio de Educación es un hecho y está claro que el Centro de Conocimiento es un portal de acceso a la cultura de todos los misioneros, independientemente de sus condiciones sociales y económicas salvando todo tipo de distancias. Se argumenta que programas como Conozco Misiones con mi Escuela dan cuenta de ello. ¿Pero es suficiente esto para integrar a los pueblos del interior a este magnifico emprendimiento situado en la Capital Misionera?
Declaraciones de por medio, algo está claro, instalar este espacio como referente cultural llevará tiempo y mucho trabajo por parte de las autoridades encargadas. En primer lugar se deberá disponer de apoyo para que las personas que lo visiten puedan transitar esa impresionante construcción, conocer sus pasillos, sus diferentes salas y hacer uso de ellas para fortalecer el conocimiento y enriquecer su cultura, algo que se busca alentar desde este el Gobierno. Temas referidos al traslado hasta allí, a las afueras de la Ciudad, promociones en las diferentes localidades de la Provincia, sobre todo las zonas de difícil acceso donde las distancias disminuyen el acceso a la información gratuita y diversificada, son necesarias.

A pesar de todas las críticas y adhesiones que día a día logra, esto sigue adelante. El pasado 24 de octubre, tiempo después del comienzo de las actividades en el Centro del Conocimiento se inauguró La Biblioteca Pública de las Misiones, la cual será una “ventana a la información” según declaraciones del Ministro de Educación Provincial Hugo Passalacqua.. Un sector más, dentro del predio, que según fuentes oficiales contará con la tecnología Wi–Fi (nombre que se le da a la tecnología de conectividad inalámbrica para las redes de Internet) en todo el predio, además de contar con enlaces a escuelas de toda la provincia, libros y revistas “parlantes” con sistema braille para ciegos, además de la digitalización del material disponible son algunas de las propuestas…
Otro proyecto que como tal resulta ambicioso y da qué hablar llevando promesas para la inclusión de los sectores más desprotegidos y postergados de la población, quienes tienen escasas o nulas posibilidades de acceso a un libro y mucho menos a las nuevas tecnologías que hoy manejan los flujos de información y dominan el mundo.
De los organismos del gobierno depende que estas nuevas herramientas puedan ser “públicas” y como tal estén al alcance de todo aquel que necesite información y herramientas para proyectar su conocimiento. Debe cumplir con las expectativas prometidas y no ser un espacio sólo para personas que tengan condiciones económicas propicias para acceder a estos espacios. Mas allá de las críticas y diferencias que se escuchan, el futuro de nuestros jóvenes esta aquí. Que funcione en realidad para todos es el anhelo.
El Centro del Conocimiento, aún es desconocido para muchas personas, quienes sólo escuchan y ven sus promociones por los medios pero que poco saben de sus funciones, el desafío es generar los espacios y las políticas necesarias para que esto no sea algo lejano para muchos. Sólo de este modo, como se dijo antes, se podrán justificar los millones de pesos invertidos, espacios ocupados y recursos públicos utilizados. Cuando un joven misionero pueda leer y comparar libros, pueda investigar utilizando una computadora conectada al mundo de las nuevas comunicaciones. Cuando esos pasillos se llenen de jóvenes disfrutando de muestras, películas, obras y todo tipo de iniciativa cultural sin distinción de clases se podrá hablar de una información y cultura para todos. El tiempo, los pasos tomados por los funcionarios y la participación ciudadana nos dirán qué hay de cierto detrás de semejante obra. Habrá que esperar...

jueves, 23 de octubre de 2008

Espacios de teatro en Posadas: Sala Tempo
Camila Oliveira
José Oliveira
Noelia Rinaldi
María Itatí Rodríguez


El teatro, como expresión artística, tiene su lugar en la ciudad de Posadas. En esta ocasión, Jorge Vega nos habla de los inicios y sobre la situación actual por la que atraviesa la “Sala Tempo”. Jorge es el encargado de la dirección de Taller Actoral Posadas, uno de los grupos que conforman el cuerpo artístico de la sala.
“Tempo” comenzó a funcionar con el mismo nombre en un local de La Bajada Vieja a principios de los años 80. Fue fundado por Luís Andrada, quien aún hoy participa y forma parte de este espacio. Jorge nos cuenta que “el señor Luís Andrada aún con sus ochenta años es el nervio motor de todo esto”.
A partir del año 1988 la Sala Tempo se traslada 3 de Febrero 1916 casi Córdoba donde funciona en la actualidad. Aquí, convergen dos grupos, el antes mencionado, Taller Actoral Posadas, dirigido por nuestro entrevistado, y la Asociación Civil Recuperar, dirigido por Luís Andrada.

El Tempo por dentro
La tragedia de Cromañón repercutió en la Sala Tempo, pues la Municipalidad de Posadas redujo su capacidad de 220 a 180 espectadores. Nos cuenta Jorge que este año “se duplicó el promedio de espectadores en relación al año pasado, las obras de acá en general anduvieron muy bien”.
Desde los primeros días de enero comienzan a pensar las propuestas, producciones, talleres y espectáculos que se van a realizar durante todo el año: “arrancamos a principios de enero con los talleres, y el último fin de semana del mes con la temporada teatral. Todos los sábados y a veces los viernes y los domingos hay teatro en la sala. Además, tenemos seguro tres festivales al año y otros que por ahí se agregan”, nos cuenta el director del taller. Entre estos se encuentran el “Festival de Títeres Kruvicas” que organiza Kossa Nostra, el “Teatro Por La Identidad”, y la “Fiesta Provincial de Teatro”. También se organizan eventos como el ciclo “el Teatro hace Escuela” destinados a los colegios como una propuesta didáctica.
Todos estos proyectos, nos dice Jorge, son resultado de un trabajo constante y sistemático aparte de una relación directa con un público que está al tanto de las actividades que se desarrollan en la sala. Además, los medios gráficos, radiales, televisivos son utilizados como una estrategia promocional: “en general no podemos solventar una compaña publicitaria, entonces afortunadamente tenemos una buena relación con los medios”. Otra estrategia que implementan de acuerdo a las características del espectáculo es repartir volantes, y también, a través de la participación de los chicos de las escuelas en “El Teatro hace Escuela” y el “Teatro por la Identidad” logran generar mayor convocatoria. Además, nos asegura Jorge: “en general hemos tenido buena puntería con las obras, ha habido buenos productos, como este año, y la gente los recibió bien. Algunas obras ya venían consagradas, como Aeroplano, de años anteriores pero las nuevas, “Las Damitas”, “El Maestro y la Curandera”, también tienen calentita a la platea.”
Con respecto al apoyo que Tempo tiene del Instituto Nacional del Teatro, el director del taller nos dice que “sus ayudas son lentas, y sin romper la relación con él intentamos buscar otra manera para hacer frente a los gastos. El trabajo de la sala está programado un año antes, para estar cubiertos económicamente”. El señor Vega a modo de confidencia nos relató que “el dinero de la primera mitad del año llegó la semana pasada. Por eso, en general las producciones las solventamos nosotros con los diseños de producción”.

El Tempo por fuera
“Tempo” está abierto a otras compañías, a todos los “grupos hermanos”, como los definió Jorge, que en su momento quieran hacer uso de él. En esos casos, debido a que tienen una agenda intensa se les pide que les soliciten la sala con 50 0 60 días de anticipación.
Con respecto a las demás salas de teatro de la ciudad, Jorge nos dice que comparten las mismas ilusiones, angustias, padecimientos, y alegrías. Pero lo que él destaca de Sala Tempo es su organización en determinados ítems fundamentales para mantener el espacio: “porque un sala de teatro en el centro no es fácil de sostener, no solamente por el alquiler, sino también impuestos, agua, luz; los servicios son difíciles de solventar”. Para finalizar, Jorge Vega resalta el hecho de que “nosotros no competimos, somos hermanos, queremos que les vaya bien a todos y que ojala se abran más salas de teatro en la ciudad”.
Cuando la historia es desestimada

Diego Andrusyzyn
Ricardo Lencina

La estación Posadas del Ferrocarril "General Justo José de Urquiza" comenzó a funcionar a fines del año 1912. Desde ese momento se ha caracterizado por ser el punto de unión de la región con el resto del país. Lugar de encuentros y despedidas, de lágrimas y alegrías, supo junto con el puerto ser el corazón de la vida social y comercial de la ciudad de Posadas. Su edificio se caracteriza por ser una construcción con estética tradicional inglesa ideada a comienzos del siglo XX por el arquitecto Arturo Gancedo Castrillo. Durante los últimos treinta años no se ha hecho otra cosa más que conspirar en contra del normal funcionamiento de los ferrocarriles argentinos hasta lograr su total decadencia y un camino que solo lo lleva a una inevitable desaparición.



Hoy en día la estación representa un patrimonio arquitectónico histórico de nuestra provincia y también a nivel nacional, según sostiene la Dirección General de Patrimonios y Sitios Históricos de la Secretaría de Estado de Cultura. Sin embargo el valor histórico y simbólico que pueda representar un patrimonio queda de lado cuando las ambiciones de progreso se imponen. Así es que para continuar la construcción de la costanera posadeña “Monseñor Jorge Kemerer” no se dudó un momento en sacrificar la estación de trenes: la demolición del edificio está en marcha desde comienzos de octubre del corriente año.

Las voces de los desoídos
Cuando bajábamos por una de las calles que desembocan en la estación de trenes, con la intensión de hablar con los vecinos de allí, nos íbamos topando con una triste realidad. El incesante ruido que oíamos no era otro que el de las máquinas demoliendo aquel edificio histórico, ante nuestras narices y la de todo el vecindario. Todos éramos concientes aquella tarde que iba a ser una las últimas veces que veríamos al patrimonio en pie: lo estaban destruyendo para elevar la futura construcción –ya nunca la misma, la histórica, cuyas paredes hablaban por sí solas- a la altura de la costanera.




Al acercarnos a los vecinos para preguntarles su opinión, se mostraban curiosamente distantes ante la situación. No tardamos en darnos cuenta que esa distancia en realidad era resignación y tristeza. Según testimonio de estos, los encargados de la demolición, la EBY (Entidad Binacional Yacyretá), se habían acercado a ellos con el proyecto ya listo – con toda la explicación de por qué no había otra salida más que la demolición- y aprobado por el Consejo Deliberante de Posadas. Esto produjo en la mayoría una gran indignación por no haber sido planteado previamente por las autoridades en busca de un acuerdo que no abaraje esa posibilidad de destrucción:“(…)Yo vivo acá hace 64 años, nací y me crié con la estación, toda una vida en el lugar y estoy en contra de la demolición, siempre voy a estar en contra(…) Se hizo en una oportunidad un abrazo simbólico entre todos los vecinos para evitar la demolición, pero no se logro nada y lo están tumbando igual(…) yo no estoy en contra del progreso, pero tendrían que haber buscado una solución, un museo, para que no se pierda nuestra historia(…) la mayoría de los vecinos que vive en el barrio estuvieron ligados emocional y laboralmente al rubro ferroviario(…) y el día que ya no vea el edificio de la estación me dará mucha tristeza, uno le tiene mucha nostalgia. Yo ya no quiero ni mirar lo que están haciendo (…)”. Este testimonio que nos han dado con lágrimas en los ojos dos de los vecinos, grafica íntegramente cómo están siendo despojados de su historia, no solo ellos sino todos posadeños. La gente de allí se había criado con el ferrocarril, formaban parte de ese mundo que latía fervorosamente día tras día. Era un lugar de comunión entre las personas. Muchos levantaron sus negocios comerciales y albergues, gracias a la demanda de la gran afluencia de gente que iba y venía con el tren.
Años más tarde –en épocas en que el ferrocarril estuvo parado- el lugar fue tomado y resignificado por los jóvenes de la ciudad convirtiéndolo en un centro cultural que articulaba música, teatro, baile, docencia de arte, entre otras actividades. Al cabo de un tiempo todos fueron echados del lugar dejando a éste en una nueva situación de abandono. Y ahora, si algo le faltaba al olvido y desamparo al que fue sometido ese hábitat común que significó la estación, era su definitiva destrucción.



Otros vecinos, en cambio, estaban de acuerdo porque creían que el lugar era “sumamente perjudicial para el barrio al estar en situaciones extremas de abandono…”, por ser “…un criadero de ratas, mosquitos, alimañas...” y encima “…un escondite de ladrones, drogadictos, violadores…”. Estos últimos nos confesaron estar cansados de pedirles año tras año a las autoridades una solución al problema de abandono de la estación. Pedían que vengan a limpiarla, a desabitarla de quienes no debían estar ahí, a mantenerla. Pero las peticiones eran desoídas una tras otras. Es evidente que estos vecinos están cansados de tener que lidiar con un patrimonio que gracias al abandono de las autoridades se ha vuelto un perjuicio para los que viven cerca. Es por eso que lamentablemente ven en la destrucción la única solución viable para este problema: “(…) y que la demuelan, a mi me entraron cuatro veces a robar por los linyeras que vienen y se meten ahí (…) ya estoy cansada de las promesas de que van a limpiar y a mantener ese lugar, pero fueron siempre promesas (…) a vos no te han prometido tanto como lo hicieron a mi (…)”. “(…) hace aproximadamente unos cinco o seis años que es un nido de delincuentes, la policía directamente no visita el lugar (…)”, son algunas de las declaraciones de los vecinos.
Estos no escapaban, sin embargo, a la tristeza de no ver otra solución a la hora de contar con las autoridades. Es notoria su resignación mientras tocan el tema. Ellos sabían que estaban obligados a acompañar esa decisión insensible porque “(…) es la única manera de que la municipalidad nos solucione este problema y si hay que tirar todo abajo, no nos queda otra (…) primero está nuestra salud y seguridad (…)” afirmó una vecina antes de volver a internarse en sus quehaceres cotidianos.
Y es así, la vida sigue, al igual que el progreso que nos quita nuestra esencia e historia y nos expectora a cambio un panorama superficial, frívolo cimentado sobre nuestro pasado.






En nombre del “Progreso”
Es evidente que las políticas de progreso son directamente proporcionales al olvido y destrucción de nuestras tradiciones e historia, nuestros espacios culturales y naturales. Ejemplos claros sobran. En nombre de la construcción de la costanera de Posadas se sometió al desarraigo a cientos de familias del “Brete” y de Villa Bloset -dos de los barrios costeros más históricos de nuestra ciudad-, las cuales al ser despojadas de su río, entorno barrial, amigos, familiares se sumen en la tristeza en los barrios totalmente carentes de asistencia, construidos en las afueras de la ciudad. Es pertinente también saber que para hacer posible el avance de esta costanera se está haciendo desaparecer la mitad de nuestro Jardín Botánico, con miles de especies nativas de fauna y flora que jamás serán recuperadas.
Centro de Conocimiento. ¿Un encuentro con la Cultura?


Mariela Guardado
Rebeca Benozio
Daiana Gomez Brauvano
Rotela Juan

El Centro del Conocimiento de la Provincia de Misiones, dependiente del Ministerio de Cultura y Educación, es un complejo majestuoso desde lo arquitectónico situado en el margen oeste de la Ciudad de Posadas, allí se concentran las miradas de diferentes sectores de la sociedad. Indiferentes, indignados, defensores y detractores toman posición y hablan de este nuevo espacio dentro de la ciudad. Ya desde los inicios -como proyecto en el año 2005- hasta estos días, funcionando en parte se alzaron muchas voces que generaron debates.


Con las actividades ya empezadas y con cierta regularidad, se busca proyectar no sólo la cultura sino un polo turístico para posicionar definitivamente a Posadas. Pero en verdad el Centro del Conocimiento ¿Cumple las expectativas con las que se creo? ¿Fomenta la inclusión social, educativa y cultural de los habitantes de la Provincia y la Región? Preguntas al margen lo concreto es que a meses de su inauguración este centro aún no cuenta con las promocionadas actividades funcionando en su totalidad.
Pero al consultar con el Licenciado en Recursos Humanos Sergio Leonardo Libutti, a cargo del área dio los lineamientos, según el Gobierno Provincial, en los cual se enmarca el Centro del Conocimiento y el aporte que dará a la región. “Si bien este espacio fue construido para albergar números y muestras culturares de todo tipo y envergadura, nuestra intención es resaltar el valor cultural de la Provincia de Misiones en sus diferentes facetas”. Por ello con su inauguración oficial el 1 de agosto del 2008, con la muestra de Mafalda, se buscó que la obra arquitectónica se convierta en un espacio representativo en lo cultural y lo turístico, como también en referente provincial agregó el licenciado.
Se esgrimieron a lo largo de nuestra charla aspectos a tener en cuenta para analizar el Centro del Conocimiento y su incorporación en la sociedad. A esto añadió: “es un lugar donde se da prioridad al artista misionero para demostrar lo que saben siendo el espacio propicio para que los jóvenes puedan expresar sus cualidades y formarse de manera completa”.


Si bien es muy reciente para evaluar su proyección e inserción en la población, lo concreto es que este espacio no pasa desapercibido para nadie que visita la Ciudad e intenta recorrerla. Con aguas danzantes, promociones constantes por los más diversos medios de comunicación, es la cara visible de la gestión actual de gobierno y la continuidad de un cuestionado modelo de obras públicas. Siguiendo con la charla Libutti agregó: “nuestra intención no sólo es enfocarnos en el publico de Posadas, además intentamos llegar a toda la provincia mediante la promoción y difusión de los eventos y muestras que aquí se realizan”. Así se busca que el espacio cobre mas relevancia y los habitantes de al región lo tomen como un referencia para expresar sus gustos culturales. “Algo difícil pero no imposible de concretar”, afirmó Libutti.
El Centro del Conocimiento cuenta con La Biblioteca de las Misiones (aun en proceso), El Centro de Artes y Comunicación (CAC), Teatro de Prosa, Teatro de lírica, Observatorio Astronómico y El Centro Provincial de Convenciones y Eventos, además de Internet Wi-fi en todo el predio y guías para los visitantes. Son algunas las ofertas que se intentan brindar
Al hablar con las autoridades nos transmiten sus percepciones que nos generan aun más interrogantes ¿Podrá instalarse en la población como espacio cultural donde integre a todos? ¿Será accesible a todos los habitantes de la Provincia? Desde los organismos oficiales esto ya es un hecho, pero desde una percepción más objetiva la ponemos en duda por los factores ya nombrados como ser movilidad y promoción del espacio.
A pesar de los interrogantes las actividades ya se presentan con regularidad. De martes a domingo desde las 10 a las 18 horas están abiertas las puertas, con muestras para variadas. Con este complejo desde los organismos oficiales se buscan crear un espacio no solo de recreación e inspiración para el público, además espacios para que la cultura tenga su lugar preponderante.
El tiempo se encargara de demostrar si en realidad se plasma todo el movimiento cultural que se desplaza en nuestras ciudades. Las bandas alternativas, los pequeños artesanos, las muestras que no tienen lugar dentro del circuito oficial como todo tipo de expresión cultural deberán estar presentes dentro de este complejo de serlo así. De este modo se podrá justificar su nombre y sus millones invertidos por parte del estado provincial y enaltecer su slogan “Misiones ingresa al Siglo XXI”.