jueves, 20 de noviembre de 2008

Centro del Des-Conocimiento

María Itatí Rodríguez
José Oliveira
En los últimos tiempos los medios de comunicación y el Gobierno promocionan al novísimo Centro del Conocimiento como un espacio que se dice público, gratuito y libre, abierto a todos los misioneros en general, y al resto del país y del Mundo para que sepan que Misiones también tiene grandes espacios para el arte, y la cultura. Lo que parece que se olvidaron de pensar es el significado de lo que es un espacio público.
El sábado pasado, 8 de noviembre, fuimos a conocer el Centro de Conocimiento. Un viaje que veníamos postergando hace algunas semanas ya que sábados anteriores a esta fecha, el clima impidió que pudiéramos ir. Así que sacrificamos la siesta y tomamos “el 28”. Llegamos a eso de las 16:30, entramos, nos atendieron con respeto, y nos dieron folletos y revistas sobre las obras y muestras que habían en el lugar ese día. Empezamos a recorrer las instalaciones (y la verdad, es impresionante lo “moderno” del lugar para Posadas). Una de las chicas encargadas nos advirtió cordialmente, al ver nuestras cámaras, que no se podían tomar fotografías en el 3er y 4to piso, a lo que nosotros respetuosamente las guardamos. En el 3er piso había una exposición de pinturas y demás curiosidades sobre Carlos Gardel, muy interesante, y en el 4to piso había una exposición de pinturas de Berni y Grela. Al terminar de ver las exposiciones, y después de recorrer todo el lugar por dentro, desde el 5to piso a la planta baja, decidimos ir a recorrer afuera: era un lindo día y habíamos llevado tereré.
Fuera de las instalaciones del Centro de Conocimientos, a eso de las 17:45hs. nos acercamos al tramo que separa este edificio del Centro de Convenciones. Nos sentamos donde pudimos, a la sombra, (ya que en TODO el lugar no hay bancos ni nada que se le parezca), sacamos algunas fotos (a los edificios, la laguna, las casas que se divisan a lo lejos, el cielo despejado, una canchita de futbol donde se disputaba una partido, etc., etc.) y tomamos unos tererés de agua (agua extraída del baño de hombres del Centro de Convenciones) para calmar el intenso calor del día.
A las 18 horas había un recital de guitarras al que concurrimos, se presentaban según el folleto que nos entregaron al llegar, alumnos de la Escuela Superior de Música de Posadas. El espectáculo estuvo bueno, presentaron temas líricos, clásicos y alguna que otra expresión musical del folklore Argentino. (Remarcamos el tema de las HORAS para que se tenga en cuenta el tiempo que estuvimos dentro del predio).
El sol empezaba a caer, los relojes daban las 19:30 de la tarde. Quizás era hora de volver, pero lo “moderno”, “elegante”, y “cultural” del lugar nos llevó a que nos quedáramos un rato más. Fuimos hasta la “famosa” fuente del Centro de Conocimientos. Faltaban algunos minutos para las 20, nos pareció buena idea ir a ver “El Principito”, obra que también invitaba a ver el folleto. Hace algunas semanas venimos investigando y recolectando información sobre las salas y obras de teatro de la ciudad, y creímos interesante ver algunas de las ofertas teatrales que tiene el Centro del Conocimiento, al ser éste tan nombrado por otras salas independientes antes analizadas.
Como la obra se demoraba en comenzar, decidimos irnos. Pero antes de tomar de nuevo “el 28” regresamos a la fuente para sacar las últimas fotos, esta vez con los efectos del color en los chorros de agua.
- “¡Que lugar increíble, pensamos, tan “moderno” y al alcance del público totalmente gratis!”.
En ese momento, con cámara en mano, se acercaron tres policías, los agentes Roman S, Montenegro R. J, y Brites J. L, además del que se hizo llamar jefe de seguridad del Centro del Conocimiento, Roberto González, quien no tenía ningún tipo de identificación ni quiso presentarla. Estos cuatro sujetos nos rodearon, con actitud respetuosa pero intimidante. Más intimidante que respetuosa. Y empezaron a hacernos algunas preguntas a las cuales denominaron “DE RUTINA”: ¿Qué vinieron a hacer acá? ¿Por qué anduvieron dando vueltas tanto tiempo? ¿De dónde son? ¿Tiene identificación?
Luego de este “interrogatorio”, se nos pidió que mostremos lo que teníamos en nuestras mochilas. Sin ningún tipo de problemas y frente a toda la gente que estaba en el lugar se nos trató como “posibles delincuentes”. Nos pidieron la dirección de cada uno por si en el futuro “pasa algo en el Centro del Conocimiento”, textuales palabras del Jefe de Seguridad del lugar. Sorprendidos, le preguntamos si había algún problema con nosotros en particular. El encargado de seguridad, nos repitió que era “de rutina”, nada más. Les mostramos lo que teníamos en nuestros bolsos, tal vez esperaban encontrar algún cuadro de los que se exponían en el lugar, pero lo único que había eran los folletos y revistas que nos habían dado al llegar al Centro del Conocimiento, además de un inofensivo termolar con agua, y nuestras cámaras fotográficas. Al no encontrar nada, los oficiales se fueron alejando, y la única “disculpa” que recibimos de su parte fue una frase del encargado de seguridad:
- Pasa que ustedes estuvieron mucho tiempo acá…
Las ultimas palabras del señor González no sonaron tanto como a disculpa, sino más a un ESCUPITAJO en la cara. AVERGONZADOS, CALUMNIADOS, cansados, nos fuimos.
A lo que queremos llegar es que este espacio, que como remarcamos al inicio, que se pretende libre, público, no es un lugar para quedarse más tiempo de lo “correcto”, para no quedarse “mucho tiempo”. Pero ¿cuánto es mucho tiempo? ¿Cuánto tiempo será el adecuado?
Un lugar que se pretende público y donde cuatro “agentes de seguridad” pueden revisar tus pertenencias sin ningún tipo de testigo legal: toca tus cosas, te expone a una “vergüenza pública” sin más justificación que la de: “porque estuvieron mucho tiempo en el lugar”. Nadie nos anticipó el tiempo que debíamos permanecer en el predio, nadie nos dijo que no podíamos sacar fotos del paisaje, y nadie nos avisó que por esto iban a tratarnos como “posibles delincuentes”.
Sabemos que estas cuatro personas recién mencionadas no son más que muñecos de un juego en el cual sólo obedecen órdenes. Lo que está en juego obviamente es más grande que el mal momento que nos hicieron pasar: reglas de horarios, reglas de permanencia, reglas de selección social.
- “Las cámaras de seguridad los vieron en muchos lugares toda la tarde”, nos dijo el jefe de seguridad.
Nos preguntamos, ¿y las cámaras de seguridad no mostraron que solamente estábamos sacando fotos, y mirando las muestras?
¿Cómo piensan desde estas instituciones un espacio público, y más este que se tilda de ser un Centro del Conocimiento? Un espacio público en el cual no sentarse, descansar, observar, preguntar, reflexionar, ¡conocer! Un espacio público que te cierra las puertas y te prejuzga por llegar en colectivo y no en una cuatro por cuatro. Un espacio público… un centro para el conocimiento que pareciera darte lo que tiene por pequeñas muestras en tiempos fríamente medidos, y que si para ellos los “excedes” tienen el derecho a pisotear tu imagen pública.
Un espacio gratuito, público, libre… pero por un ratito, y si llegas en cuatro por cuatro mejor. Un espacio para el conocimiento pero un conocimiento de paso, rápido, sin pensar, para dar solamente un vistazo sin que tener tiempo para reflexionar, y que además pareciera sugerirte que no te quedarás, y como en nuestro caso, que sugiere que tampoco quiere que regreses.

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