jueves, 20 de noviembre de 2008

De costumbres litoraleñas

Gabriela Smiguel
Juan Carlos Argüello


Las noches dejaron de tener esplendor durante un par de años. Pero ahora se quiere recuperar la mística de esas noches. El Festival Nacional de la Música del Litoral que nació en 1963 por iniciativa de un grupo de músicos e intérpretes misioneros, promete tener este año algo de aquellas noches de gloria.
El escenario "Alcibíades Alarcón" del Anfiteatro "Manuel Antonio Ramírez" de Posadas, fue la catapulta de ahora consagrados como Luis Landriscina, Los Hermanos Cuestas, la inolvidable María Helena, Jorge Cafrune, Horacio Guaraní, entre otros.
Este año, el Festival Nacional de la Música del Litoral apuntará también a la producción musical regional, con una noche del Mercosur
Daniel Solís fue uno de los primeros organizadores del Festival y recuerda cómo se hizo el inicial, con más ganas que dinero. Nació emparentado con el de Cosquín, Córdoba, donde Solís estudiaba odontología. O mejor dicho, de la frustración de la delegación misionera que participó allí por primera vez y ni siquiera recibió una mención.
Al regreso, con “la bronca, una palabra trajo a la otra y se fue hilvanando la charla, soltando cada uno ese estado de ánimo compartido, de pronto alguien deslizó la idea de hacer un Festival en Posadas que honrara y defendiera nuestro folklore regional, nuestra música, nuestras danzas en una palabra nuestras costumbres litoraleñas”, recuerda Solís.
“No hizo falta mucho análisis, toda la delegación estuvo de acuerdo con la inquietud comprometiéndonos a hacer lo que estuviera al alcance de cada uno para conseguir materializarlo ... si hasta el lugar teníamos: el Anfiteatro “Manuel Antonio Ramírez” recientemente inaugurado”.
“El más entusiasmado era Adhemar Galli, cuando arribamos a Posadas elevó un informe detallando lo acontecido y manifestando la idea de realizar un Festival que defendiera y proyectara nacional e internacionalmente la producción de las provincias del litoral en lo referente al folklore y/o proyección folklórica, en todas sus disciplinas artísticas”.
Comenzó así el trabajo de concientización de los sectores que de una forma u otra tenían que ver con la iniciativa.
Se convocó a una reunión en el Palacio del Mate, entre los invitados se puntualizó a las tres Peñas existentes por entonces: “El Lapacho” con su directora Hermelinda “Chiquita” Aranda de Odonetto y Zaida S. de Ciarallo, Peña “Itapúa”, a cargo de Gurí Sánchez y Armando Atienza y “El Ceibo”, de Maria Elisa Smith y un grupo de jóvenes entusiastas.
La primera reunión fue presidida por Lucas Braulio Areco, quien explicó los motivos de la convocatoria, fijó su postura, se intercambiaron ideas y opiniones estableciéndose una nueva reunión a fin de elegir la Comisión Directiva que orientara las tareas a desarrollar a fin de preparar al pueblo de Misiones y especialmente a la ciudad de Posadas para el Festival, tratando de lograr una convocatoria masiva.
Una de las pretensiones más grandes –idea de Areco – era que todo aquel que sintiera alguna disciplina del arte estuviera participando del acontecimiento, en especial los músicos, fue aceptada unánimemente.
Dentro de las actividades se llevó a cabo un Concurso de Canto, Danzas y Ejecución de Instrumentos que tuvo gran trascendencia especialmente entre los estudiantes, surgiendo potenciales promesas como Jorge Cardozo en guitarra, Susi Galli solista de canto, Pamela Couette solista de canto, Conjunto Vocal “Los Estudiantes” integrado por los hermanos Mottola y un amigo. Cada representante escolar tenía su hinchada y la competencia fue un sano enfrentamiento en cada presentación.
“Era deseo que participaran también artistas nacionales de primer nivel, así que con Ramón Ayala volvimos a partir rumbo a Buenos Aires. Las charlas iniciales con los artistas nacionales no fueron fáciles, tímidamente expusimos nuestra idea y nuestra realidad financiera: los queríamos en el Festival pero sólo podíamos ofrecer pasajes y estadías, de los cachets ni para hablar”, rememora Solís.
Como ejemplo mencionó el caso de la entrevista con el Sr. López, esposo de la cantante Ramona Galarza y Gerente del sello de discos Odeón, quien oficiaba de representante de la misma. Sus palabras fueron claras: su señora no actuaba si antes no cobraba sus honorarios que eran bastante elevados.
“No así Ernesto Montiel que pidió se le consiguiera amenizar un par de bailes para solventar a sus músicos. Pocos días antes del inicio de la fiesta nos comentaron que Don Tránsito Cocomarola estaba interesado en participar pero lo detenía el costo del traslado hasta Posadas. Fue entonces que Lucas Areco me sugirió que viajara hasta la ciudad de Corrientes a conversar personalmente con el músico, y sin hacerme rogar fui. En la casa de Don Tránsito sostuvimos una amena conversación. Él escuchaba entre curioso y sorprendido cómo nos habíamos atrevido a la aventura de semejante festival, invitando a artistas que vivían de sus actuaciones ofreciendo solamente estadía y pasajes. Sin emitir opinión alguna, Cocomarola acotó que hablaría con sus músicos y nos haría saber su decisión, sinceramente pensé que era un “no” diplomático. Entonces se me ocurrió una alocada idea, sabiendo de una fuerte enemistad entre Don Tránsito y Ernesto Montiel, comenté como al pasar que era intención de la Comisión homenajear a los pilares del chamamé, que Montiel ya había confirmado su presencia, que Isaco Abitbol, residiendo en Posadas por esos años- también pasaría por el escenario y que sólo faltaba su conjunto y él. Yo seguía abundando desesperadamente en lo importante de agradecer públicamente a los pioneros de la música litoraleña, cuando el cantor del conjunto que estaba presente se acercó y le dijo :”... Don Coco creo que usted no debería estar ausente en este evento y me parece que los muchachos estarán contentos de participar...”
El dinero era tan poco que Solís, ya sobre el festival, hospedó en su casa a Ernesto Montiel y a su esposa Juana, al dúo de canto y guitarra formado por Cacho Saucedo y Lucas Falcón. “Blasito Martínez Riera y su bandoneón, como correspondía se alojó en casa de sus padres que vivían a pocas cuadras de la mía”.
La monotonía del barrio se vio mágicamente rota todas las tardes cuando el conjunto ensayaba unas dos horas a la vista, encantada, de los vecinos que se arremolinaban en la vereda para escucharlos.
Una de las imágenes más impactantes que tenía el público, a medida que descendía las gradas del Anfiteatro, era la escenografía.
De fondo una obra maestra del acervo misionero pintada por Juan Carlos Solís y sus alumnos, al frente un Mangrullo y una Torre, ambas de madera, con los Escudos de las provincias participantes pintados, unidos por un arco también en madera, que sostenía parte de la iluminación del escenario.
Conjuntamente con el Festival Artístico se llevó a cabo el Simposio en el Palacio del Mate. Fueron jornadas de estudio y conclusiones relacionadas al folklore del litoral y su proyección nacional.
Ahora, la Municipalidad, los artistas y, se espera, el público, tratarán de recuperar el brillo de otros tiempos.

1 comentario:

Christian dijo...

Precioso relato, me encantó leerlo.

Muchas Gracias!