martes, 23 de septiembre de 2008

Intrusos en el espectáculo y más

Autores
Cristina Gauto
Carolina Vergara
Vanessa Speranza
David Britez

“Intrusos” ha logrado convertirse en los últimos años en el programa de espectáculo más importante, por sus conexiones, sus relaciones con otros programas y otras empresas como ser “revistas del medio”. Estas últimas tendrán como portada la imagen que se hace pública en este programa en una clara asociación comercial estratégica.
Aquí queda claro entonces la alianza entre empresas y el constante proceso de concentración de capital y de poder. En el caso puntual de “Bailando” y sus variantes, no es casualidad que este “certamen” de Canal 13 encuentre en la “competencia” América TV, un fértil propalador. El primero -y esto es un dato importante- pertenece a uno de los grupos económicos y multimediales más importante de la Argentina: CLARIN, que entre otros tiene el monopolio de la televisión por cable. En resumen hay una relación económica, técnica y comunicacional estrecha entre todos los medios masivos de nuestro país. La ecuación se completa al analizar la programación de los canales locales, que por cuestiones de financiación no logran producir contenidos propios y terminan subordinados directamente a Ernestina Herrera de Noble, Héctor Horacio Magnetto, José Antonio Aranda y Lucio Rafael Pagliaro, que poseen el 82% del paquete accionario del imperio CLARIN. El 18% restante le corresponde al grupo inversor Goldman Sachs S.A.
El programa en el marco del formato periodístico en los últimos tiempos pareciera incursionar predominantemente en el Talk Show: los televidentes de Intrusos en el espectáculo acceden a temas relacionados con problemas sociales, familiares o sexuales que consiguen captar la atención e interpelan a los sentimientos de los telespectadores. Incluso muchos pueden sentirse identificados con algunos de los protagonistas en su mayoría de la farándula o mediáticos (“Bailando por un Sueño”, “Gran Hermano”, “Talentos Argentinos”, todos ellos formatos importados).
Estos Reality Shows, tan exitosos (económica y políticamente) han logrado consolidarse como “fabrica de famosos” que en su mayoría se pierden con la misma velocidad con la que surgen. La lógica mercantil pareciera llegar a su máxima expresión ya que al fabricar sus propias figuras se deslindan de los compromisos propios de trabajar con figuras consagradas. Las utilidades entonces en esta modalidad se terminan disparando a favor de las empresas y no de los artistas y trabajadores del espectáculo.
Es interesante también el hecho de que al tiempo que estas formas de hacer televisión se consagran, otras entran en crisis y decaen. En los últimos años los programas conocidos como periodísticos de investigación desaparecieron casi por completo.
Otro factor significativo en cuanto a la actualidad social es el hecho de que paulatinamente el aparato telerreceptor logró ocupar un lugar privilegiado en los hogares. Implica que la gente se apropia de lo que antes constituía “la intimidad” de la industria. Los programas de furcios y los programas de televisión “que hablan de la televisión” son consumidos en un fenómeno factible de ser pensado desde el fetichismo del objeto.
El género periodístico por su parte, entrecruza todo el programa: noticias, informes, así como también la modalidad en la que los presentadores comunican, pertenecen a este modelo de la industria cultural. De hecho Jorge Rial, Luis Ventura, Marcelo Polino, Lola Cordero, Marcela Tauro y Daniel Gómez Rinaldi, son periodistas e idóneos en esta forma de hacer televisión.
Por último, en el programa se dirimen debates que hacen a la procedencia de los famosos que marcan diferencias culturales y desigualdades sociales presentes en nuestra cultura. Así, por un lado están las populares, también denominadas despectivamente “grasas”, con trayectoria en las “revistas teatrales”, las “vedettes”; lo otro, es sofisticado, “fino” y tiene que ver con la actividad de donde vienen estas mujeres, menos exuberantes que las primeras: la pasarela, la moda, la elite.
En resumen estas dos diferenciaciones aluden ni más ni menos que al nivel de educación y el poder adquisitivo al que responden estas figuras del espectáculo.
CONCLUSIÓN
Intrusos en el espectáculo como programa masivo es funcional al modelo económico y político vigente. Desde su nacimiento hasta ahora, la televisión argentina estuvo en un constante proceso de concentración y centralización comparables por analogía a las vías ferroviarias del país: todo empieza y termina en el Río de La Plata.
Buenos Aires en este sentido no sólo es el centro comercial, sino también es el lugar en donde se producen bienes simbólicos y es el espacio físico donde se materializan.

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