lunes, 30 de junio de 2008

PATURUZITO: Historieta y Película



Con el correr del tiempo del tiempo, el ser humano ha avanzado no sólo en técnicas, como la invención de la imprenta de Gutemberg, o la revolución industrial, sino también, en saberes volcados a productos de consumo masivo, como el periódico, el folletín, o los primeros libros.
Los que permitieron una nueva forma de comunicación, de informarse e informar, pero todo esto llegó mucho más lejos, en principio parecía una cuestión netamente noticiosa o de género noticioso, y con el transcurso del tiempo se fueron implementando nuevos géneros literarios, con un fin de hacer llegar a las masas no sólo hechos o saberes de ciencia, sino también un espacio de distracción, esparcimiento, así llegando a un estilo de comunicación que combinaba, dibujos y escritura, lo que permitía contar con más dinamismo una historia, naciendo así: las novelas, los cuentos policiales, y los que nos proponemos estudiar en esta ocasión las historietas, en particular “Patoruzito”, con el fin de conocer más acerca de este fenómeno social y cultural, que tuvo su década más resplandeciente en los ’50, ’60, y ’70 , en nuestro país.
Patoruzito, la historieta, nace de la mano de Dante Quinterno, nacido en Buenos Aires el 26 de octubre de 1909. Por el año 1924, mientras cursaba sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Bernardino Rivadavia de Buenos Aires, Quinterno se inició como ayudante de uno de los más grandes y famosos dibujantes humorísticos del momento, Diógenes “Mono” Taborda; pionero de la historieta local. Más tarde Quinterno comenzó a realizar dibujos, que enviaba a diferentes diarios porteños. Paralelamente, se dedicó a la práctica del boxeo y del remo. El 29 de julio de 1925 hizo su debut profesional como dibujante con la tira "Panitruco", la cual era guionizada por Carlos Leroy. "Panitruco" fue publicada en las páginas de "El Suplemento".
Este hombre fue el inventor de un BEST SELLERS Argentino, “Patoruzu”, publicada en el diario Crítica, a partir del 24 de Agosto de 1927. Años más tarde, el 11 de octubre de 1945 apareció, un nuevo personaje: "Patoruzito”, éste se trataba de la historia de un indiecito tehuelche, en la patagonia argentina, quien a través de sus historietas propugnaba entre otros, los valores de defensa del patrimonio, y la familia

La historieta “Patoruzito”, pasa de un medio gráfico meramente de entretenimiento, a ser parte de la realidad cotidiana de millones de argentinos. Para sus lectores constituyó una vía de escape, una forma de ver el mundo con un toque de optimismo.


Leer Patoruzito


Esta historia logró acaparar la atención de miles de argentinos, grandes y chicos, con sus encantos y fantasías, con una inocencia tan noble y simple, llegó a penetrar hasta los sectores más herméticos de la sociedad, y logró vulnerar hasta al hombre más ruin. No sólo nacional, sino más allá de las fronteras.

Así lo manifestaba Roque Ortiz, (carpintero de 48 años, actualmente domiciliado en la chacra 240 de la capital provincial), “Patoruzito era parte de nosotros…lo esperábamos con tantas ansias que los días parecían meses”. Roque en aquel entonces, vivía en la República del Paraguay (San Ignacio), y para adquirir el ejemplar se encontraba con otra persona, oriunda de la capital misionera, ésta la compraba allí y la llevaba a revender al Paraguay; el número llegaba a manos de Roque quincenalmente, y en ocasiones este no tenía dinero, por lo que debía acudir al trueque para poseerlo, intercambiando entre sus pares dos revistas por la que todavía no había leído.

Roque resalta, el valor de esta historieta ya que con ella se adentró en el mundo de la lectura, fascinado por sus imágenes y colores.

Este apasionado lector recuerda con gusto y con contagiosa sonrisa, que leía tan velozmente, motivado y ansioso por el contenido de la página siguiente, y al finalizar lo volvía a releer, por si se le hubiese escapado algún detalle significativo.
Él en su imaginación, se situaba en lugar del personaje (bueno), pensaba y sentía como él, hasta lograr resolver el conflicto.

Roque solía debatir con sus amigos sobre la historieta, donde cada uno expresaba qué le pareció y qué fue lo que le causó más emoción. Él la leyó hasta los 18 años, guardaba los números en una caja de madera, resguardándolos del polvo la humedad y de sus hermanos pequeños, “era su tesoro más preciado”, hasta su entrada a la colimba, ocasión en que tuvo que abandonar no sólo sus hábitos y costumbres, sino también, a su familia.

Otro caso es el de Gloria González, una vecina del barrio Guazupí, quién resaltó y remarcó más el soporte escrito: “me gusta más el papel, ya que éste me permite ir hacia atrás o adelantarme (…) es más maniobrable”.

Gloria comentaba que el film de “Patoruzito”, no logró satisfacer ni medianamente sus expectativas, ya que ella, fiel seguidora de la historieta conocía bien a los personajes y la trama de la historia original. “yo en cuanto a la voz de los personajes, me imaginaba otra cosa (…), por ejemplo, en la historieta creía que la voz de Patoruzito, sería de un indiecito más grande, una voz de hombre”.
Gloria puntualiza, que es un largometraje destinado a un público netamente infantil ya que hay escenas muy ficticias, como ser las pirámides en la patagonia. Pero siempre conservando el mensaje original “luchar siempre contra los transgresores, con viveza y tenacidad”.
Además, Gloria subrayó los valores que transmitía la historieta, como ser, el respeto tanto a la familia como a los otros, la defensa del patrimonio, y la bondad por sobre todas las cosas.

Algo a tener en cuenta es la validez del formato original y todo lo que ello significa, para los seguidores es su formato inicial: “la historieta”.

Estos son sólo algunos ejemplos de cómo Don Roque, Gloria y tantos otros, desarrollaron tanta afinidad con Patoruzito, y sus ideales de nobleza, bondad, inocencia y tenacidad que lo convirtieron en parte de su cotidianeidad.
Autores
ROMINA PARRA
DAVID BENITEZ
ALAN MARTÍNEZ VÁZQUEZ
GABRIELA CORONEL
CINTIA ROJAS

Mafalda: de historias y de historietas



En nuestro país, las historietas hicieron su aparición en el siglo XIX en los diarios de la época, y al comienzo fueron de origen estadounidense. La tira se hizo un lugar propio, posteriormente, en las revistas al pasar de ser un elemento complementario de la publicación a una necesidad propia de los lectores.
El advenimiento de la historieta en los Estados Unidos se debió a los avances técnicos, el surgimiento de las nuevas tecnologías, que favorecieron la emisión de miles de ejemplares a un público masivo, aunque no se tenía bien en claro quiénes llegaba.
La historieta como producto mediático, alcanzó gran tirada y aceptación en Norteamérica. Sin embargo su historia, está fuertemente ligada a la de otro importante género popular, como fue el folletín.
La analogía entre la historieta y el folletín es la oralidad con que se presenta en el discurso, dicho en una u otra publicación. El folletín en sus inicios era escrito para ser oído y eso dejaba ver la oralidad presente en el proceso de producción. “Porque leer para los habitantes de la cultura oral es escuchar, pero esa escucha es sonora”.
A su vez la historieta utiliza el recurso de la oralidad cuando dota de voces a los personajes que interactúan en la misma. Otra semejanza con el folletín, por parte de la historieta, es “la fragmentación de la lectura”. Como el folletín se tiraba por episodios semanales, la historieta comenzó haciendo su aparición en revistas de tiradas periódicas para después emitirse diariamente en los diarios de la época. Usualmente las historietas reflejaban, en tono de humor, parodiando las noticias más relevantes de la semana. El humor gráfico proporciona información en tres aspectos importantes: el cultural, el estilístico y el socio-político.
Así la historieta surge como otra forma de materializar lo popular en el medio gráfico. La Argentina no quedó afuera de este fenómeno mundial, y desde hace más de cien años este fenomenal invento mediático popular está presenta entre nosotros. Hija de esta historia, la historieta de Quino, Mafalda resulta un excelente ejemplo del lugar que este género popular supo ocupar en nuestro país.


La niña preguntona


Mafalda nace en 1964, y hace su primera aparición pública al año siguiente en la revista Primera Plana, cuando la misma le pide a Joaquín Lavado, Quino, una tira cómica similar a la del estadounidense Schultz, Peanuts. La niña preguntona y sus amigos, Susanita, Felipe, Manolito y Miguelito, constituyeron la principal lectura político-social de la semana, hasta 1973, año de su desaparición. Según La Historia de la Historieta Argentina de Trillo y Saccomano, “nuestra clase media se reconfortaba al ver a alguien preocupado por el mundo, por el país, por el hombre, por las enfermedades. Y en Mafalda vió reflejadas sus propias opiniones, sus angustias. Eso fue Mafalda y eso es Mafalda hoy. Una historieta, una historia, una tira cómica llena de significaciones, de percepciones, con una fuerte crítica socio-política hacia la gente del mundo.”
Así, en una de sus viñetas, Mafalda cuestiona a varios de sus vecinos sobre la bondad y el hecho en sí mismo de ser “buenas personas”. Las respuestas que obtuvo fueron a favor del sí, es decir, positivas. Ante esta situación el personaje se sorprende de la bondad de las personas cuestionadas. En la viñeta siguiente, a modo contestatario sobre el cuestionamiento de la niña y en total contraposición a estas declaraciones, aparece una pared cubierta con graffitis que hablan sobre las diferencias políticas existentes. Diversas posturas, tanto de derecha como de izquierda, tanto nacional como internacional, se dicen y se refutan entre sí en el mismo espacio público. Esto, deja ver los diversos tipos de discursos políticos que se entrecruzaban en la época, que contempla los procesos socio-históricos de fin del siglo XX, como por ejemplo el contexto de la Guerra Fría, que son explícitos en las tiras de Mafalda.
Además, las representaciones en la pared (graficadas por Quino), la utilización de los graffitis como medio de materializar las ideas políticas vigentes, demuestra la utilización del espacio público en la vida real y, como en él, se establecían las discusiones políticas e ideológicas. En la historieta, Mafalda ficciona la realidad del uso del espacio público como mediador entre los discursos de la época. También hoy, estos tipos de manifestaciones, como ser la utilización de graffitis, se siguen haciendo presentes como forma de concretar lo popular en el espacio público urbano. Se hace visible la reapropiación de los diferentes lugares de la ciudad en función de manifestar sobre las distintas corrientes políticas de los diversos colectivos, heterogéneos, que se entrecruzan en la sociedad.

De la realidad en Mafalda

En una de las viñetas de la historieta, Mafalda y Susanita van caminando por la vereda y ven a un linyera tirado en la calle y comentan sobre la gente pobre. Mafalda atesora la idea de darles protección mientras Susanita intenta eludir la responsabilidad con un tinte materialista. Es una contradicción sencilla que encierra prejuicios y conceptos errados sobre el ser humano y el ser social, alineándose a la hipótesis de la década del ‘60 sobre el humor social, reemplazando al humor político, donde ya no interesan los gobernantes ni sus deficiencias físicas ni sus actitudes. (De La Historia de la Historieta Argentina.)
Mafalda alega un discurso de Justicia Social y el Estado de Bienestar, instaurado durante el gobierno de Perón, al decir “¡Habría que dar techo, trabajo, protección y bienestar a los pobres!”. No se refiere en sí a la doctrina funcionalmente establecida pero sí a la preocupación de la Fundación Evita por los pobres y oprimidos.
En la viñeta siguiente las mismas dos niñas hablan sobre los países subdesarrollados ante la protesta de Susanita sobre vivir en un país de esos. Mafalda siente la ofensa como propia y aclara sobre la posibilidad de llamar al país amateur.
En otra viñeta de Mafalda, se encuentra sólo la niña y la misma reflexiona asombrada sobre la importancia que tiene el dedo índice de la mano. Este dedo suele ser el “indicador” por excelencia porque señala lo exterior, lo otro o bien a otros. Mafalda se habla a sí misma, y hace un gesto con el dedo indicando y resaltando el poder que tiene el pequeño dedo para apuntar y tomar decisiones. Es decir este acto demuestra todo el poder político que se asume con este gesto, que inclusive a veces se llega a denominar “dedo napoleónico”. La niña ejemplifica el hecho diciendo que un patrón al utilizar su dedo índice puede dejar a miles de obreros en la calle, sin trabajo. Es decir que el dedo del patrón, utilizado en ese contexto, es el “ordenante y determinante” sobre otras personas o cosas.
La importancia que tiene este hecho para Mafalda es relevante, ya que ella en su inocencia, asemeja esta acción por parte del patrón y deduce que la misma es la que activa el índice de desocupación. Índice, que es tan resonante dentro los discursos políticos que se entrecruzan en la época. Si bien la analogía no es precisa, el autor de la tira toma un ejemplo tan cotidiano para explicar una realidad tan cercana a los sectores populares. La situación de la insostenibilidad de un empleo, la dependencia que se forja entre trabajadores y empleadores, es decir, la puja que se da, como lo diría Marx, entre los propietarios de los medios de producción y el proletariado. La típica relación que el autor describe como “relación de opresores y oprimidos”.
Mafalda habla así de la realidad, utilizando su reflexión e inocencia, para acercar a sus lectores un análisis propio de la situación política y económica por la que atraviesa el país. Siendo así un mecanismo de mediación entre los lectores y la realidad que los involucra.

Autores:
Leandro Raúl Díaz.
Anabel Marisol Giménez.

jueves, 5 de junio de 2008

De historietas a producciones audiovisuales

Poner en movimiento personajes clásicos de la historieta argentina es una de las grandes apuestas de los productores audiovisuales, desde lo técnico (que incluye lo económico) y que se da gracias al desarrollo de las tecnologías cada vez más variables. Así, los dibujos en papel cobran vida en la pantalla, dentro de campañas educativas, publicidades, películas, tiras en televisión; se resignifican en nuevos soportes de comunicación.
Con estas innovaciones, las historietas lograron expandirse mucho más y llegar a distintos y nuevos públicos. En la actualidad además de esperar la publicación de la revista, el diario, se suman la tira del mediodía en la comodidad del hogar, la película en el cine o simplemente prender la computadora y poder verlas en Internet. También se usan estos nuevos formatos de historietas para campañas, publicidad, donde muchas veces interviene el Estado, solventándolas.
Ver a los personajes animados produce diferentes impactos, a los niños de la “nueva generación” que tal vez nunca leyeron la historieta de Patoruzito, por poner un ejemplo, les puede resultar una simple película, divertida y linda por los dibujos animados. En cambio a una generación como la de nuestros padres les puede resultar impresionante escuchar la voz de un personaje al que leyeron y no escucharon durante 30 años.

Cine



Dentro del cine, dice Martín Barbero, el público vio la posibilidad de experimentar, de adoptar nuevos hábitos y de ver reiterados códigos de costumbres: “el cine va a conectar con el hambre de las masas por hacerse visiblemente sociales. Y se va a inscribir en ese movimiento poniendo imagen y voz a la “identidad nacional”. Pues al cine la gente va a verse, en una secuencia de imágenes que más que argumentos les entrega gestos, rostros, modos de hablar y caminar, paisajes, colores. El cine es el encargado de efectuar esa representación de los gestos y los moldes vitales de lo nacional.
Por ejemplo, vemos plasmado esto que dice Barbero, en la película de “Patoruzito” que trata temas como la reivindicación de la cultura nacional, de la hegemonía. La historia es sobre un indígena (que hoy podríamos decir una persona que se la considera con una cultura muy diferente a la “estándar” y una clase social-económica más baja) que es primo de un jovencito de la ciudad (porteño) con otra cultura, clase social; lo que queremos resaltar es que uno de los aspectos más importantes que quiere destacar la historieta, y por ende la película, es que se puede perfectamente unir a la gente de un mismo país, y a la vez, demostrar en otros países (donde si llega la película y tal vez no las historieta en soporte papel) que en la Argentina el pueblo está unido. Además, mostrar nuestras tradiciones al resto del mundo, como por ejemplo nuestra vestimenta, música, comidas típicas etc.



También podemos relacionar la película cuando Barbero habla sobre las cuestiones indígenas, que citamos abajo.
“Pensar hoy al reconceptualizar lo indígena desde el espacio político, teórico de lo popular: esto es, a la vez como culturas subalternas, dominadas pero poseedoras de una existencia positiva, capaz de desarrollo (…) Se configura así un mapa nuevo: las culturas indígenas como parte integrada a la estructura productiva del capitalismo pero sin que su verdad se agote ahí”

Otro ejemplo, es la película “Fierro”, inspirada en la clásica obra argentina de José Hernández, “Martín Fierro”. Este film, basada en los diseños de Fontanarrosa. Martín Barbero habló de lo criollo y dijo: “la otra figura de lo popular en la comicidad televisiva es el criollismo. Una figura que se mueve en dos planos: lo criollo es por un lado ese “grosero y gaseoso término que resume lo nacional” y, por otro, criollo designa el modo en como los sectores populares llegan a ser ciudadanos, el proceso de supervivencia de lo popular en la ciudad.”

Es muy difícil no intimidarse ante ese libro llamado "La Biblia gaucha". Y es muy distinto narrar para el cine, donde no todo puede contarse a través de un relator externo.
El gaucho más conocido de la tradición Argentina se convierte, de la mano del gran Roberto Fontanarrosa, en animación, enmarcada dentro de un contexto histórico que se remonta a nuestras raíces, la última mirada del poema épico nacional por excelencia, brinda una propuesta visual muy original y grandes secuencias de acción.
En cuanto a su aspecto visual, esta versión de "El gaucho Martín Fierro" resulta novedosa ya que los fondos no fueron realizados de manera convencional (con computadoras), sino que están ilustrados a mano y con óleo, algo poco frecuente en un dibujo animado actual.



La televisión

“En ningún otro lugar quizá como en la televisión, el contradictorio significativo de lo masivo se hace tan explícito y desafiante (…) los mandarines de la Cultura seguirán preguntándose si acaso la televisión puede ser considerada cultura mientras, nos guste o no y para bien o para mal, es la noción misma de la cultura, su significación social, la que esta siendo modificada por lo que reproduce en y el modo de reproducir de la televisión (…) Lo que importa es que configura las condiciones específicas de producción, lo que de la estructura productiva deja huellas en el formato, y los modos en el que el sistema productivo –la industria televisiva- se semantiza y recicla las demandas que viene de los “públicos” y sus diferentes usos.”

Series animadas en Televisión:

¿Quién no ha almorzado mirando las tiras de Hijitus? El paso de esta tira gráfica que se publicaba en la revista “Anteojito” (que hoy en día ha dejado de circular para la venta al público) al formato televisivo permitió a muchos chicos acercarse a esta historieta. Así, Hijitus, para nosotros, se convirtió en un clásico de los mediodías: antes de ir o después del colegio. Para rememorar aquellos días, un capítulo de “Ju ju y chucu chucu chucu chucu”



Tiras de corta duración:

Otro clásico de las tiras gráficas, sin lugar a dudas es “Mafalda”: niña idealista, soñadora, curiosa. Seguramente para muchos de sus seguidores, fue una sorpresa escuchar hablar a cada uno de sus personajes.



Campañas Educativas:

Como una forma de llegar a la gente, en este caso a los más chicos, es apropiarse de personajes con quienes se sienten identificados, utilizando la didáctica, lo instructivo, para captar la atención de los niños, y a la vez, al resto de la población.


“Yo, Matías” nos dice que es importante cepillarse los dientes todos los días, quizás personas de nuestra edad consideren que es un chiste que Matías no sabe usar el hilo dental, pero está en la concepción de los niños una manera diferente de interpretar las cosas, por lo tanto los niños ven que es indispensable cepillarse los dientes de alguna manera

en “Brutish English”, Gaturro al intentar traducir una palabra al inglés, se ingenia y busca otra manera de cumplir con la consigna, y por más que se conozca, para algunos, el verdadero significado de esta palabra, el niño intentará buscarlo, así disipar sus dudas y reflexionar.





La publicidad

“La propuesta cultural se torna seducción tecnológica e incitación al consumo, homogeneización de los estilos de vida deseables, arrumbamiento de lo nacional en el “limbo anterior al desarrollo tecnológico” e incorporación de los viejos contenidos sociales, culturales, religiosos, a la cultura del espectáculo. En esa tarea la publicidad será esencial: transforma los productos comerciales en instituciones hogareñas al tiempo que contribuye a mitificar un “progreso” tecnológico que en condiciones económicas de las clases populares se traduce en la desvalorización cotidiana de sus saberes y sus prácticas.”
En el caso de Gaturro (Nik), Clemente (Caloi) e Inodoro Pereyra (Fontanarrosa), que son los ejemplos que veremos a continuación, desde las industrias culturales se los ha convertido específicamente en representantes de distintas producciones comerciales; han dejado las tiras gráficas para “ponerse la camiseta” de alguna empresa.







El consumo

“El consumo no es sólo reproducción de fuerza, sino también producción de sentidos; lugar de una lucha que no se agota en la posesión de los objetos, pues pasa aún más decisivamente por los usos que les dan forma social y en los que se inscriben demandas y dispositivos de acción que provienen de diferentes competencias culturales.”
En estas nuevas producciones ya no sólo los creadores (o el creador) tienen que tener en cuenta los dibujos y los diálogos, sino que se agrega la preocupación por la musicalización, la gente que le pone la voz a los personajes ( a veces famosos a veces no), la edición, etc.
Esta nueva forma de “ver” a las historietas hace que surja un “merchandising” con remeras, accesorios, DVDs, CDs, con los que se promueve el consumo masivo.


Para Finalizar…

Una de las negativas que pueden presentar estas innovaciones de las historietas en lo “audiovisual”, es que aleje a los jóvenes del soporte papel, porque, como hemos visto, las nuevas generaciones prefieren mirar y escuchar, que tal vez requiere menos esfuerzo que leer.
Otro de los motivos que creemos, fueron causantes de esta adaptación, fue buscar soportes que interesen e incentiven a los chicos de las nuevas generaciones a conocer estas historias, según sus demandas.
Se trata de respetar el formato original para que la gente no se decepcione, y que el impacto de ver animados a los personajes no sea negativo, y de esta manera seguir construyendo el imaginario de un pueblo para representar una cultura determinada, construir valores y unificar la sociedad.




todas las citas:

MARTIN BARBERO, Jesús. “De los Medios a las Mediaciones”.



Autores: Ayala, María José
Storti, Daniela
Hernando, Jorge
González Alderete, María Victoria
Rodríguez, María Itatí

Mafalda: ayer, hoy y siempre

Mafalda comenzó a publicarse en 29 de septiembre de 1964. Nosotros la conocimos en los ‘80 y en los ‘90 ya cuando se habían dejado de publicar las tiras –la última salió el 25 de junio de 1973. Esta historieta llegó a nuestras manos en los libros apaisados que se compilaron en los años 70 y hasta hoy se editan en cientos de idiomas junto con otras ediciones inéditas y el Toda Mafalda de 1993. Fue motivo de conversación y porque no, disputa, con amigos y compañeros de escuela. Sin merchandising, sin propagandas de colores en la tele o en revistas, sin vasitos, vinchas o cartucheras de Mafalda la nena se instaló durante 10 años y aún perdura y es cada vez más actual, como el tango Cambalache. Desde nuestro punto de vista podemos decir que Mafalda siempre existió, que forma parte del folclore argentino.
Leer y releer cada tira las renueva y vuelve a dotar de actualidad, ya sea porque las cosas en el mundo siguen estando igual o peor que en aquella época de la guerra de Vietnam y de la movida del desarme mundial. O bien porque a la vez que vive y sufre lo internacional a través de la radio, la tele y los diarios Mafalda vive una vida de niña, vive una típica vida de familia de clase media, juega con sus amiguitos del barrio y se deja –o Quino la deja- atravesar por la niñez, por el ser niño, por lo infantil, aunque sin dejar de pensar como grande.
El desafío que nos planteamos es analizar qué dirían y cómo vivirían estos personajes tan representativos de la década de los ‘60 y ‘70 en la actualidad y con las mismas edades con las que se hicieron famosos (entre 5 y 8 años). Con las nuevas configuraciones del mundo y las nuevas situaciones en las que se vive en nuestro país sería interesante ver como los personajes de Mafalda serían representativos de lo nacional más de 30 años después de su última publicación.



Mafalda

Edad: entre 6 y 8 años
Primera aparición: 29 de septiembre de 1964


La clase media reflexiva, autocrítica, intelectual; eso representa Mafalda. Este ya clásico personaje de la historieta argentina se ha convertido en un símbolo de varias generaciones, al darle voz a inquietudes tan profundas como la paz mundial. Pequeña, morocha, y con una inocencia comprometida a la vez, la nena creada por Quino tuvo su década para decir y pensar sobre lo que la rodeaba, y seguramente hoy también lo haría con mucho gusto (o disgusto en realidad).

A principios de la década del ’70 Mafalda hablaba de los riesgos que acarrearían la contaminación del mundo, la bipolaridad, la superpoblación, las guerras. Cada vez que la niña abría la boca, el lector se quedaba atónito ante una reflexión casi filosófica donde se ponían en cuestión, junto con lo comentado anteriormente, los propios valores de la clase media argentina. No tenía miramientos a la hora de hacer una crítica cruda de la realidad y señalar lo que consideraba erróneo, tampoco se ataba a tal o cual corriente ideológica, sino que más bien seguía la paz, la equidad y la justicia como valores guías en su reflexión.

Mafalda dijo cosas geniales, como estas:

-“Está visto que la violencia tiene más rating que el bacalao” (reflexionando sobre porqué los medios de comunicación le daban más importancia a los países en guerra que a pequeñas naciones como Noruega)

-“Quiero felicitar a los países que conducen la política mundial. Así que espero que alguna vez haya motivos.”

-“Si él dijera que es buena…¡aquí dirían que es mala y la prohibirían! ¿por qué ese cretino de Fidel Castro no dice que la sopa es buena?”

-“Reconforta ver cómo poco a poco el hombre ha ido logrando dar rienda suelta a su libertad de limitarse”

Ahora bien, ¿cómo sería Mafalda hoy? Trasladémosla al 2008. Aún con 8 años, la pequeña seguirá ayudándonos a pensarnos. Por empezar, cuestionaría el uso de los celulares por parte de sus compañeros de curso y preferiría no tener uno. Fascinada por el mundo de Internet, por las posibilidades que se abren, no obstante diría disgustada: “Ahora puedo leer un diario español…¿y esta era la famosa Globalización?”. Desde ya, seguiría con bastante preocupación las invasiones estadounidenses a Oriente Medio y los conflictos en Colombia con las FARCs. Además, tendría mucha curiosidad por los representantes de movimientos sociales que llegan a los gobiernos: Evo Morales, Rafael Correa, Lula, etc.

En cuanto a Argentina, la llegada de una mujer a la presidencia le habría suscitado mucha intriga. ¿Qué podrá hacer? ¿una mujer es más adecuada que un hombre para manejar al país? ¿Tendrá que ver el maquillaje con comandar un país? Quizás Mafalda diría cosas como estas:

-“Algunos economistas dicen que Argentina está pasando un momento de vacas gordas. Entonces, ¿quiere decir que hay más carne? ¿para qué tanto lío?”

-“El gobierno venezolano prohibió Los Simpsons. ¿Y entonces Bush qué tendría que hacer?”

-“D’Elía dijo que odia a los blancos con plata. ¿D’ Elía odia a la Presidenta?”

-“Chávez es socialista y militar autoritario. Evo Morales y Correa son aborígenes y reformaron la Constitución en ambientes muy violentos. Lula fue de izquierda a derecha. Bachelet es socialista. Tabaré Vásquez es socialista. Alan García, no se define. Uribe está aliado con Estados Unidos. Lugo es un cura. Cristina va y viene…¡uf! ¿Sudamérica no se puede formatear como la compu?”




Felipe


Apellidos: Desconocidos
Edad: 7 años en 1964.
Primera aparición: 19 de enero de 1965

Es uno de los personajes más carismáticos y se lleva bien con todo el grupo. Felipe está locamente enamorado de una vecinita muy linda de su barrio por la que suspira todo el tiempo, pero es poseedor de una timidez que no lo deja hablar a su amor platónico. Es un angustiado de la vida y casi siempre está pensando en las tareas que no hizo e imaginándose y anhelando la demolición de su escuela.
Imaginativo, mal estudiante y con poca fuerza de voluntad, Felipe es uno de los personajes que más se hace querer, incluso por el propio Autor, que lo presenta como el personaje más afín a él mismo.

Hoy: Ahora bien, siguiendo este perfil del personaje que se fue definiendo a lo largo de la tira, vamos a comenzar a analizar como sería su vida en las condiciones actuales.
Ya no se distrae leyendo historietas todo el día, es más, tiene una muy vaga idea de lo que son. Ahora ocupa sus horas jugando todo el tiempo a la Playstation, y con la computadora. Continúa siendo un mal estudiante, pero se las arregla para avanzar, según él “la escuela viene fácil y nunca hacemos nada”.
Sus deseos de ver a la escuela demolida o destrozada se van cumpliendo de a poco, pero no por sus sueños de que un equipo de demolición la destruya por error, sino por el abandono que sufre el establecimiento al que concurre.
Las charlas y debates que tiene con sus amigos del barrio ya no se hacen más en la plaza, ahora es más cómodo y seguro chatear, el barrio ha cambiado mucho y la inseguridad que aqueja al país no es ajena en este lugar.
Con respecto a su gran amor platónico, Felipe se las ha arreglado para conseguir el número de celular de esta niña y le envía tímidas declaraciones de amor sin aclarar su identidad. Nunca logra hablarle cuando la ve, pero al menos con esto se siente más cerca de su amor.
No conoce muy bien los problemas del país, se interesa más por las guerras que suceden en el mundo porque se asemejan mucho a los juegos de su computadora, de esta manera cuando no esta jugando, está mirando videos de estos acontecimientos por Internet.


Manolito

Apellidos: Goreiro
Edad: 6 años
Primera aparición: 29 de marzo de 1965


Hijo de españoles, Manolito es un personaje fundamental en las tiras. Es el personaje “más bruto culturalmente hablando” ya que su cerebro es únicamente habilidoso en sacar cuentas. Ayuda a su padre en su almacén y siempre está prodigando por doquier las excelencias del almacén don Manolo. Odia con toda su alma a los Beatles y a Susanita, debido principalmente a los insultos que ella le dice sobre su inteligencia. Su ídolo es Rockefeller y su meta es tener una gran cadena de supermercados cuando sea mayor.
Siempre con los pies en el suelo no existe lugar en su cabeza para la imaginación, sino es para imaginarse todo el dinero que ganará cuando sea grande. Es sobre todo un hombre práctico, que ayuda a su papá en el almacén y admira a los americanos por ser los más ricos del mundo. Sin embargo ante esta imagen de hombre práctico y duro encierra un gran corazón para con sus amigos, a los que quiere más que a nadie.

Hoy: Luego de los saqueos y la crisis del 2001, la familia de Manolito pasó un tiempo en su tierra natal, España, para luego volver y esta vez establecerse en el país y en el barrio de siempre con un minimercado, con cabinas telefónicas y vendiendo cosas truchadas y cualquier ganga que sea rentable. Manolito ayuda siempre a su padre a la hora de atender a los clientes del local a pesar de su corta edad, y es el que tiene más conciencia sobre el valor del dinero en el grupo de amigos, todos los días consulta el valor del dólar y del euro para estar informado sobre las divisas de cambio.
Hoy sus ídolos son los dueños de Carrefour, ya que Manolito está seguro de que podrá tener una cadena de supermercados de igual magnitud que la de esta transnacional y tener mucho dinero para poder irse alguna vez de vacaciones, a relajarse en la playa como los grandes empresarios que ve en la tele.
Odia “Patito Feo” y, por ende, a Susanita fanática de todo este tipo de novelas y sus canciones. No tiene celular, no le interesa la computadora, lo único electrónico que maneja con gran destreza es la calculadora, para tratar de sacar el mayor rédito con sus ventas en el negocio.
Todos los problemas económicos del país lo preocupan, ya que teme que sucedan las mismas cosas que lo hicieron alejarse de sus amigos. Es por eso que siempre protesta contra el gobierno y dice que tendríamos que parecernos más a los Estados Unidos, “ellos sí son ricos y tienen muchos dólares para irse de vacaciones”.




Susanita

Nombre: Susana Clotilde Chirusi
Apodo: Susanita
Edad: 6 años
Primera aparición: 19 de enero de 1965
Susanita es la mejor amiga de Mafalda. Funciona como su opuesto. Su sensibilidad social es nula, por lo que discute con su amiga.
Superficial, pedante, prejuiciosa, enamoradiza, caprichosa, egoísta y clasista hasta el ridículo a veces.
Otro rasgo de su persona es ser chismosa, está al tanto de todo lo que pasa en el barrio. Uno de sus pequeños placeres es hacer enojar a Manolito. Ellos tienen una relación amor-odio.
Su único interés es casarse con un “buen partido” (léase lindo y con plata) y tener muchos hijitos. La vida consiste en eso, según su mentalidad.
De apariencia angelical, en algunos momentos puede verse como “la mala”, pero en realidad es una nena que sólo quiere atención. Por eso habla hasta por los codos moviendo las manos al compás de su discurso. La mayoría de las discusiones que genera se basan en su nula sensibilidad social, rasgo que sí tiene su amiga Mafalda. Por ejemplo los pobres le dan asco y piensa que éstos son indigentes porque ellos lo desean.

Hoy: Los días de Susanita son muy agitados para una chica de su edad. Por la mañana va al colegio (escuela pública para su desgracia). Durante la tarde, los lunes y miércoles va a inglés (muy útil para futuros viajes con su marido), los martes y jueves va con su mamá a pilates (sabe que “debe” tener un buen cuerpo para conseguir un buen candidato), y los viernes acompaña a su mamá a la peluquería con el único fin de leer las revistas Caras y Gente. Además de ponerse al tanto con esas dos revistas, todas las semanas corre al quiosco a comprarse “Paparazzi” y cada vez que sale el “Para Ti novias” el quiosquero sabe que se la tiene que guardar. Luego de finalizada su rutina de la tarde y de hacer toda la tarea, corre a su computadora. Ya no sale tanto por el barrio como antes, su papá le repite hasta el hartazgo que la gente está como loca y es mejor quedarse en casa. No obstante se sabe todos los chismes del barrio, se entera en el súper, en la pelu, en el gym y gracias al celular que heredó de su madre. Vía mensaje de texto está conectada con todos sus amigos. Desde hace poco tiene un nuevo pasatiempo, tiene dos blogs. Uno “legal” con su nombre y apellido, allí escribe tips para ser una futura buena esposa, recomienda libros de autoayuda, cuelga fotos de sus amigos y autorretratos sacados con su nuevo celular. En el otro blog usa un seudónimo y amparada en él escribe sobre todos los chismes del barrio y el colegio. Su nueva vida de “blogista” le permitió ganar nuevos amigos virtuales, algunos potables como futuro novio. Se puso como meta tener uno cuando cumpla quince. Su súper fiesta será la oportunidad para lucirlo. Además ve esa fiesta de quince como un training para su boda, por lo que cada día le obsesiona más ¡faltan sólo nueve años!, imagínense.



Miguelito

Apellidos: Pitti
Edad: 5 años
Primera aparición: Verano de 1966.

Miguelito es el más joven -salvo Guille- del grupo. Es un buenazo, "un buen tipo", como se define él mismo. Miguelito es inocente y ve la vida y a la gente de una manera bastante particular. Miguelito es un soñador a veces algo egoísta y cree que es alguien sumamente importante.
Vive en un mundo aparte, creado por y para él; no se preocupa mucho por la realidad ("¿Desde cuando los optimistas tenemos que dar soluciones?", se pregunta).
Utópico como ninguno, está siempre lleno de buenas intenciones.
Es la mezcla de una muy elocuente inocencia con una excentricidad también encomiable. Esa inocencia le lleva a creer que Mussolini fue un grande (idea que le dio su abuelo) y que cualquier papel es plata. Todo esto se contrasta con algunas maldades y un poco de pedantería "típicamente argentina". Es un "nene bueno" que tiene arranques que salen de la nada, sobre todo cuando su mamá (que sólo se preocupa por tener los pisos encerados) lo reta porque desordena todo.
Su sueño es que algún día ella no lo rete por jugar con las zapatillas puestas, poder saltar en los sillones y dejar los juguetes desparramados por el piso (lo que quiere es ser niño y disfrutar de la niñez haciendo travesuras).
Miguelito tiene como objetivo en la vida ser alguien importante: de ahí que se refleja en los charcos "para que la humedad lleve su imagen"; piensa que en un futuro será recordado y homenajeado con calles con su nombre, placas y monumentos en las plazas.

Miguelito hoy:

Que no estemos en la década del '60 no significa que Miguelito haya perdido ni su inocencia, ni su credulidad. A veces choca con Libertad, no porque no compartan utopías sino porque Miguelito, a diferencia de su amiga, piensa en Bush como alguien que -al igual que el Duce- hace grandezas en este mundo y lucha "por la paz".

Sus preocupaciones siguen siendo las mismas: ser famoso en un futuro y que la gente se de cuenta espontáneamente de lo buen tipo que es. En la escuela (va a preescolar) actúa en todos los actos y piensa que si se dedica a la actuación va a lograr sus eternos objetivos.
Sigue odiando a la sopa y sintiéndose totalmente limitado en su casa porque su mamá no le permite dejar los juguetes tirados por ahí, ya que trabaja todo el día y quiere llegar a la casa y descansar.



Libertad

Apellidos: Desconocidos
Edad: 6 años
Primera aparición: 15 de febrero de 1970

Según Quino es chiquita porque en tiempos de autoritarismo la libertad es chiquita como maní. “Tiene razonamientos que al fin de cuenta son míos, y pregunto cómo diablos tiene esas contradicciones, esos discursos tan bien armados que hoy los leo y digo; " ¿Pero cómo hice para armar eso?".

La pequeña se autodefine como simple, le gustan las personas simples – en palabras de hoy: sin vueltas. Simple porque prefiere no andar con complicaciones pero a la vez se complica con eso. Es que por su tamañito tiene que hacerse notar para que no la pasen por encima: “Lo mío es soltura, no desfachatez”, le dice a la mamá de Mafalda.
Además es muy sincera, muy directa, no deja pasar una a Susanita con quien no tiene mucho feeling, está claro, ella no es para nada simple. A su mamá, como a la maestra les dice todo de frente.

Hoy: Libertad hoy tiene un grupo reducido de amigos, entre ellos Mafalda. Sigue practicando francés y va a la escuela pública.
No tolera los productos truchos, copiados porque le parece que no son auténticos: no compra DVD truchos –la última ganga del negocio de Manolito-, no cruzaría a Paraguay a comprar. Ella quiere todo original, aunque sabe, eso cuesta más y con el sueldo de sus padres no puede tener todo lo que necesita, aunque vive modestamente y su mamá no deja que le tengan lástima, que la inviten a comer a casa ajena o que le regalen cosas.
Es pro Chávez, lo que aprendió en su casa, ya que su papá es socialista y está feliz de que su tendencia trascienda aún más que los partidos políticos tradicionales.
Cuando vaya a la facultad quiere integrar algún movimiento socialista para hacer algo porque “los pocos que tiene mucho tengan un poco menos para que los muchos que tienen poco tengan un poco más” y acercarse a la revolución social




Guille

Apellidos: El mismo que el de Mafalda.
Edad: ---
Primera aparición: 2 de Junio de 1968

El hermano pequeño de Mafalda. Es rebelde e ingenuo. Su inocencia es la principal causa del éxito de sus tiras. Como Manolito a Guille le gusta la sopa, lo cual no hará más que provocar enfados con su hermana mayor. El número de tiras editadas sobre Guille escasean pero hay que decir que las existentes son todas de una altísima calidad. Envuelto en su mundo pequeño e ingenuo Guille no se relaciona prácticamente con el grupo por lo que casi siempre sale solo o con Mafalda "Mafaddita” como él la llama.

Es la inocencia pura. Mezcla todos los problemas y sus causas. Pero hoy más que nunca estaría acertado al pensar que los problemas de falta de agua o del calentamiento global son a causa de los gobiernos, son problemas políticos…



Raquel, la mamá de Mafalda


Primera aparición: 6 de octubre de 1964.

Raquel es la típica ama de casa argentina de los años '60: cocina, lava, plancha, cose, hace las compras y se ocupa de los chicos.
Es la época de la liberación femenina, y Raquel se siente algo mal por haber dejado la universidad de la cual iba a egresar como pianista para dedicarse exclusivamente a la familia. A veces este arrepentimiento reflota con los comentarios de Mafalda, quien constantemente habla del rol de la mujer como algo clave para cambiar el mundo.
Raquel está preocupada hasta la histeria por lo que pasa dentro de los límites de su microclima hogareño, y las ácidas reflexiones de su hija le hacen ver la fragilidad de su pequeño mundo.
La mamá de Mafalda no sólo debe cuidar de su casa y de sus hijos (tarea esta última bastante complicada teniendo en cuenta como son Guille y Mafalda) sino también "combatir el paso del tiempo". Es por ello que muchas veces la vemos sacándose canas, poniéndose cremas y dándose largos baños de vapor.
Es una gran aficionada de las telenovelas y sueña con verse tal como las actrices que salen en la tele.

Raquel hoy:

Raquel sigue siendo ama de casa, no terminó la universidad para casarse: Es que en la década del '90 nadie creía que el país iba a terminar como terminó y la mamá de Mafalda y Guille decidió dedicarse a su familia, tal como lo había hecho su madre.
Raquel sigue profundamente preocupada por el paso del tiempo y por estar divina como las famosas que salen en la tele, pero como no puede ponerse botox o siliconas porque es muy caro, compra todas las cremas y productos anti age que estén a su alcance.
Pero no todo son frivolidades en su vida: tiene que ocuparse de una Mafalda cada vez más desilusionada con el mundo y un Guille que no deja de ensuciar todo lo que ella limpia.


¿Tomás-Alberto? El papá de Mafalda

Primera aparición: 29 de septiembre de 1964.

En realidad no sabemos el verdadero nombre del papá de Mafalda, se especula con que sea Tomás o Alberto. Es un empleado público que trabaja en una compañía de seguros.
Sus preocupaciones son básicamente cuatro: Su auto (un Citroen 2CV); las plantas, a las que le dedica todo su tiempo libre -especialmente luchando contra las hormigas-; cómo llegar a fin de mes y Mafalda, quien muchas veces no lo deja dormir con sus eternos cuestionamientos. Él es un hombre confiado que cree en el mundo en el que vive. El padre tiene la convicción de que algún día llegará a ser mucho más importante de lo que es y podrá manejar los grandes autos importados que ve en las revistas.


El papá hoy:

Sigue siendo corredor de seguros, y su sueldo no es realmente grande, pero alcanza para llegar a fin de mes, aunque de manera casi milagrosa.
Su gran pasión siguen siendo las plantas y su eterna lucha con las hormigas continúa. También sigue pensando que el mundo va a cambiar y que la Argentina ya no la gobernarán corruptos sino gente de bien.
Maneja un Ford Fiesta al cual cuida casi obsesivamente (de más está decir que Raquel no lo maneja) y se preocupa mucho por el aumento de la nafta.

Ambos personajes son pasivos. Hay momentos en que aparecen como algo inocentes y, quizá también, infantiles. Ambos tienen un par de debilidades en común: sus hijos y el Nervocam.


Conclusión

Y en eso andábamos, pensando en cómo somos, cuando apareció Mafalda. Y con ella sus amigos. “La Argentinidad al Palo” fue, hace unos años, la forma de describirnos del grupo de rock Bersuit Vergarabat. La Argentinidad de Mafalda, ¿cómo será? ¿cuántos puntos de contacto tendrá con la argentinidad del siglo XXI? El tiempo pasó, pero no tanto.

Por eso Mafalda y sus amigos nos permiten reflexionar sobre nosotros, los argentinos. De pequeño burgueses con ansias empresariales, de señoras “bien” que cuidan a sus hijos y los mandan a colegios privados, de soñadores de un mundo mejor, de gente que labura para mantener a su familia, de seres pensantes a los que la realidad no les pasa así porque sí. Mafalda es eso, de los que no les interesa nada. Mafalda es la Argentina que mira para afuera y veranea en Mar del Plata. Es la Argentina que quiere mayor igualdad. Es la Argentina contradictoria de hoy.

Si Mafalda volviese un día de estos, en 2008, lo primero que diría al ver como está nuestro país sería, no sin cierta reticencia a la palabra que menos le gusta: “¡Otra vez sopa!”. Acto seguido, nos invitaría a pensarnos.




Autores: Marcos Magaz, Martín Páez, Mora Rodríguez Midón, Lara Schwieters, Patricia Serra